Di Giusto es un pianista de formación clásica. Ama las canciones y los ritmos de su tierra. Domina el lenguaje del jazz. Improvisa, investiga, medita. Es ambicioso. Di Giusto es muy ambicioso. Escucha, aprende, sueña con inventar una música nueva, una gran música que suene como el mundo. Di Giusto, el argentino, está listo para crear. Su corazón y su cabeza se alinean como planetas predestinados. Nunca tuvo prisa; sabía que el momento llegaría y que entonces los sonidos brotarían de su cráneo como bandadas de aves migratorias. Cada pájaro, una nota que conoce los caminos del cielo. Di Giusto se había preparado para propiciar el conjuro. Es un compositor inteligente, pero también un chamán embriagado con el elixir de una liana secreta.
Di Giusto cierra los ojos y oye los tambores mestizos de Sudamérica. Los abre y convoca una camerata: quinteto de cuerdas y piano. Él y sus músicos viven y trabajan en París. La obra, por fin, es ofrecida a la gente. El sueño de Di Giusto se cumple.
“La cambiada” es música grande para un mundo cada vez más chico. Piazzola y Bartok le dan la bienvenida desde las alturas. No podía haber existido antes, ni es imaginable que llegara después.
Texto de Sergio Makaroff